Respirando... [Libre]

No todo en el colegio era diversión y magia; también tocaba hacer las tareas que mandaban los profesores y algo en lo que no destacaba en absoluto..., el estudio.
Había pasado las últimas dos horas y media metida en la biblioteca, no me gustaba, pero era mejor que estar en la Sala Común, rodeada de niños y no tan niños, jugando, riendo, gritando..., no podía concentrarme completamente.
Recogí todos los pergaminos y los coloqué en orden en la cartera, salí de la sala tranquilamente y comencé a caminar sin ningún rumbo en particular.
Escuchaba el resonar de mis pasos entre los pasillos debido al fabuloso suelo de piedra, a los lados los cuadros vigilaban mis pasos e informaban a sus compañeros de al lado, otros intentaban llamar mi atención y mantener una conversación..., la verdad es que ser un personaje de un cuadro no debía ser para nada divertido; todo el día metido ahí, cambiado de imagen de fondo pero sin poder salir a la realidad, que aburrimiento.
Decidí ir a la cuarta planta, concretamente al balcón donde casi todos los estudiantes acudíamos allí para tomarnos un pequeño respiro, quedar con los demás compañeros o simplemente pasar el rato pero eso sí, en tranquilidad.
Para mi sorpresa cuando llegué no había nadie, lo tenía todo para mi solo. Dejé la cartera apoyada en uno de los laterales y fui corriendo hasta la vaya donde me asomé y sentí el viento despeinando el pelo.

Había pasado el día preparando la clase para el día siguiente, me gustaba ir preparada y pensar en los peligros que se podían correr en mi asignatura, aunque sin saber por qué , la tarea de concentrarme me había traído complicaciones y finalmente, como la mayoría de las veces decidí que lo mejor sería improvisar. Amaba mi asignatura, pues no era tan teórica como otras muchas y a la mayoría de los chicos les resultaba entretenida y acababan enamorándose de ella. Pero tenía sus riesgos, pues no se puede saber cómo piensa reaccionar una criatura, ni nada similar.Como profesora debía mantener los sentidos alerta aunque por suerte nunca había tenido ningún accidente.

En la biblioteca me había percatado de que Audrey estaba allí pero no la había dicho nada por no distraerla ya que parecía muy concentrada en lo que hacía , pero cuando salió decidí seguirla para charlar un rato y ver que tal empezaba el curso. Sus pasos me llevaron hasta el cuarto piso a uno de los balcones, ella no me había escuchado llegar. Me puse a su lado y solté un suspiro.

- ¿ Cansada? - pregunté con mi melódica voz mientras mostraba mis dientes blanquecinos en una sonrisa cordial y amable.

Seguía perdida en mis pensamientos, divagando un poco entre ellos hasta que escuché un suave suspiro a mi lado. Giré un poco mi cabeza para observar a mi profesora favorita de todo el colegio, además de ser la más deseadas entre el alumnado masculino; eso no era de extrañar al ver su brillante figura.
Sonreí cuando ella lo hizo y me relajé completamente, aunque nos separaban nuestros cargos, ella profesora y yo su alumna, siempre había podido contar con ella y habíamos tenido muchas charlas, me había ayudado mucho, los problemas adolescentes... cosas insignificantes pero que nosotros le dábamos demasiada importancia.

-Hola profesora Lightwood-intenté parecer correcta, aunque siempre me gustaba más llamarla por su nombre completo o acortado.-La verdad es que si, algo cansada. La biblioteca y los estudios no es precisamente algo de lo que pueda alardear-dije mirando hacia el frente.

Era cierto, no era una gran estudiante, nunca suspendía, pero mis notas nunca llegarían a ser de lo mejor para ganar algún premio o algo parecido como habían echo muchos de mis compañeros...
-dijo
-¿Qué tal el día? También te noto algo agotada. -dije esto depositando mi mirada de nuevo en ella y observando su rostro.

Observaba a Audrey mientras hablaba, siempre me había parecido una bruja fantástica. Tenía los pies en la tierra y aunque no sobresalí mucho de los demás sabía que llegaría a ser una increíble bruja. -"No todo son las notas, lo importante es saber usar los conocimientos que os enseñamos y hacerlo de la mejor manera"- eso solía decir a mis alumnos y era lo que verdaderamente pensaba. Sin duda ella, tenía un gran corazón y una gran destreza con la varita.

- Entiendo, tiene que ser duro estando en el penúltimo curso.- mi gesto se torció incómodo, sabía que a los chicos les dolía mucho dejar Hogwarts, pues había sido su hogar durante toda su infancia. Recordaba lo duro que fue para mí el último día de curso, las celebraciones no eran suficientes para olvidar el pesar de abandonar Hogwarts.- Pero no te agobies, eres una buena estudiante.- deposité mi mano en su hombro con una sonrisa cargada de ánimos.

Me rasqué la frente con los dedos al escuchar su pregunta, no era de mis mejores la verdad, pero no podía quejarme al fin y al cabo podría ser mucho peor.
- Bueno, intentando hacer amenas las clases, ya sabes... - rodé los ojos- a veces es algo complicado que atendáis. - bromeé con una risa mirando a través del balcón. - Pero todo está bien. ¿ Todo bien tú también? - volví mi mirada a su rostro para adelantarme a su respuesta intentando leer su expresión. Sabía lo difícil que era la vida de Audrey fuera de la escuela en el mundo muggle y el cariño que había despertado en mí la joven hacía que me preocupase.