Desastre nocturno {Tayler}

El retrato se abrió paso, dejándola colarse por el agujero que éste cubría, en seguida vio su reflejo en los polvorientos espejos delante de ella. La corbata de Gryffindor iba mal anundada y completamente empapada, al igual que el lado derecho de su camisa que hasta hacía unos cuantos minutos era blanca, pero ahora, al igual que gran parte del resto de su indumentaria estaba teñida completamente de verde. Se juro a sí misma no dejar que Hugo experimentara sin su supervisión en Pociones. Tan solo al entrar por la puerta de la sala de menesteres, donde ambos solían reunirse, el caldero que tenía delante estalló haciendo que ambos quedaran enchumbados con aquella agua. Según su primo no había nada que temer ya que no había utilizado ni mezclado elementos que pudieran crear un veneno o alguna otra cosa tóxica.

Sintió el sonido del marco volver a correrse y dejarla completamente sola en aquel enorme baño, y sin que nadie más pudiera verla, aunque a esas horas era poco probable que se cruzara con alguien en el camino. Era cerca de media noche, podía ver el brillo plateado de la luna colarse por un ventanuco, iluminando parte de la estancia. Los mechones rojizos de su cabello también resplandecieron bajo la misma luz, dándoles un color más extraño del que solía tener.

Suspiró mientras avanzaba hacia los lavabos, recargándose sobre la fría cerámica, al llegar y echándose una mirada más en el espejo, insepccionándose por completo. Abrió el grifo y se mojó las manos, limpiándose la cara y el cabello hasta dejarlo por completo mojado. Se quito la corbata y la hizo a un lado, procediendo a mojar también su camisa para deshacerse de la suciedad. Refunfuñó por lo bajo, lo habría hecho con la varita de llevarla encima, pero el regresar a su habitación a buscarla, implicaba despertar a su prima, la que sabría instantáneamente que Hugo debería estar en una situación parecida. Sus andanzas nocturnas la mayoría de las veces solían ser con el hermano de Rose.

Sopló la tela que se adhería a su abdomen, como si aquello funcionara para secarla, pero a aquel paso podría amanecer en el intento. Se escurrió el cabello y lo revolvió con sus dedos, dándole ese aspecto alocado que la mayoría de las veces solía llevar. Pero se sobresaltó cuando el silencio nocturno se vio abruptamente roto por el sonido del retrato al abrirse.

Levantó la cabeza y vio el reflejo de Tayler en el espejo. Sin duda habría deseado que hubiera sido cualquiera la persona que hubiera entrado en su lugar, ¿por qué justamente él tenía que verla en aquel estado tan deplorable? Con un suspiro resignado y el cabello aún goteando agua se dio la vuelta y le contempló con una leve sonrisa entre contenta, por verlo y avergonzada. El cigarrillo se le cayó de los labios y ella se sintió la persona con peor suerte en todo Reino Unido. Bajó la vista y agradeció que la oscuridad de la noche escondiera su sonrojo. ¿Qué haría? se reiría, probablemente se burlaría ¿y eso a ella desde cuando le importaba? Sí, cierto, le importaba cuando se trataba de él. Bien, ahora no había otra cosa más que hacer que no fuera actuar, como lo hacía cada uno de los días de su vida.

Cuando estuvo segura que el color en sus mejillas se había disipado volvió a levantar la mirada y echarse hacia atrás el cabello, relajándose y respirando con calma para no ponerse a la defensiva sin que él le hubiera hecho nada, después de todo era su mejor amigo, sería mejor que comenzara a comportarse como si solo quisiera eso de él. Iba a saludarle, a emitir un mísero "hey", pero se le adelantó, obviamente señalando su aspecto, algo que nadie habría podido pasar por alto. Se hecho a si misma una mirada y frunció los labios, encogiéndose de hombros pensando en la mejor manera de responder aquello. - Mi primo... - musitó con simplicidad, pero siendo una Weasley era mejor especificar a que miembro de su familia se refería. - A Hugo le gusta experimentar con pociones. Y bueno... así terminan sus experimentos - se encogió de hombros, no era la primera vez que les pasaba aquello.

Se dio la vuelta quedando de espaldas a él, pero todavía contemplándolo por el espejo, se mordió el labio inferior, pero enseguida recordó que posiblemente él también podía observarla. - ¿Y tú, qué andas haciendo aquí? - preguntó mientras se arremangaba la camisa y proseguía mojándola hasta quitar por completo aquella sustancia verde. - ¿Practicas para policía o algo así? - continuó, lanzandole una mirada y una sonrisa jocosa, era entendible que hiciera preguntas ante tan extraña situación, ella también las habría hecho.

Volvió a darse la vuelta con un simple giro, no entendía como no se le había ocurrido antes. Se acercó a él, quedando a tan solo unos pasos, mientras se alisaba la camisa. - ¿Puedo pedirte un favor? - inquirió en voz baja. - ¿Podrías... limpiarme? - seguramente él llevaba consigo la varita y podría ser de más ayuda que aquella forma con la que estaba intentando hace unos momentos.

El quería una explicación porque la merecía, sabía que se estaba yendo al carajo al pedirla pero no era el cuando de ella se trataba, cuando realizaba cosas que el no tenía conocimiento no podía evitar los celos y ser despectivo en algunos aspectos.
Trataba de justificarse diciéndose mentalmente que aquello que lo oprimía en aquél momento era temor a perder su amistad pero en realidad era algo más, algo que se negaba a aceptar por temor a que cuando lo hiciera los sentimientos quisieran hacerse presente y fuera otro más del montón con cara de imbécil enamorado, el se reía de ese tipo de situaciones no las vivía.
¿Donde estaba la astucia de la que se regodeaba constantemente con los Hufflepuff cuando eso sucedía? seguramente se había ido junto con su sentido de la supervivencia, ya que algo así saliera a la luz podía matar su reputación y vivir un infierno lleno de serpientes linchándolo en cada rincón del colegio. Dejo de pensar en ello y volvió su mirada hacía ella que ya comenzaba a explicarle el porque de su vestimenta en esa deplorable situación ¿Hugo? sabía que le sonaba ese nombre pero ¿De donde? un castaño con túnica de Hufflepuf surco su mente, aquél que era demasiado bajito y del que el había presumido prepararle pociones de encoger delante del gran comedor, seguramente no lo tenía en gran estima-Se quien es, ahora lo recuerdo, te doy un consejo Rox no confíes en nadie que no pueda llegar a su caldero-Exclamo divertido mientras aquella sonrisa sínica y torcida surcaba sus labios y dejaban ver una hilera de dientes blanquecinos.

Ella siguió con sus comentarios y el solo observaba como sus labios se movían, con lentitud pero la gracia procedente de alguien con el don de la palabra, cada movimiento, cada hoyuelo que marcaba o si tenía alguna peca característica de los Weasley, cada uno de esos detalles notaba escudriñando con su mirada, cada palabra de ella estaba siendo retenida por su parte no embobada y autista y a pesar de que había sido masacrado con las palabras de tratarlo de un muggle policía no pudo evitar salir de su ensoñación y volver al mundo real cuando ella se acerco, por lo que para no quedar como retardado o algún Ravenclaw descerebrado se apresuro a contestar rápido ante su proximidad-En realidad solo estaba dando un paseo, sabes que poseo insomnio, me juega malas pasadas pero en esas horas aprovecho a reflexionar-Inquirió sintiendo el olor a lodo mezclado con el perfume floral que ella siempre llevaba puesto entremezclarse en su nariz, aspiro aquello como un adicto lo hace con su mercancía, y asintió para dar el toque final a su pobre respuesta, necesitaba tenerla unos pasos lejos para pensar con claridad y analizar la situación-de acuerdo, no te muevas-Exclamo revolviendo sus bolsillos, la varita se encontraba en el derecho de su túnica, la tomo entre sus manos y exclamo-¡Fregotego!-un haz de color violeta salio de ella bañando con su luz a la pelirroja, era como si aspirara la suciedad y en un instante su haz dejo de brillar llevándose con ese pequeño encantamiento la suciedad con el.

Ahora nuevamente siendo ella misma el estaba menos preparado para enfrentarla, su sola imagen lograba cortarle la respiración, muchas noches en vela le había dado vueltas al asunto y siempre llegaba a la misma situación cuando tuviera el valor debía alejarse de ella para protegerla de los demás, porque si alguien se enteraba de lo que el sentía por la pelirroja su casa le haría la vida imposible no solo la insultarían en los pasillos sino que podrían dañarla y el no estaba seguro de poder protegerla en todos lados.
-Listo, ahora vuelves a ser la Weasley que yo conozco-Exclamo pagado de si mismo mientras sin proponérselo recogió un pequeño mechón que se escapaba y tapaba su visión, lo tomo entre sus dedos algo resecos y lo coloco detrás de su oreja, con una sonrisa de lado, aquellas que lograban quitar la respiración a más de una; apenas se percato de aquello quito la mano como si ella le quemara, solo que ella no se percataba nunca de que forma se calaba cada vez más dentro de el y no lo sabría.

El carácter de Tayler siempre le había parecido digno de admiración; complicado, pero la Gryffindor había aprendido a manejarlo y de un modo u otro había conseguido llevarse bien con él. Jamás le habían importado aquella clase de comentarios, es más, la mayoría de las veces continuaba con las bromas y se reía con él, pero hoy, era su primo de quien hablaba, su más grande protegido y el hermano menor que no había tenido. Le miró con una ceja alzada, pretendiendo no resultar más mordaz de lo que quería, controlarse a si misma siempre le había resultado una tare titánica. Aún así el poder contemplar el peculiar color de sus ojos al estar a tan escasa distancia le abrumo y borró cualquier indicio de enojo que pudiera haberse presentado.
- Gracias por el consejo, Tay, pero es mi primo, mi mejor amigo y en quien más confío, más que en nadie - las palabras salieron de su boca en un tono mucho menos severo del que pretendía utilizar al principio. Odiaba que él consiguiera desarmarla con tanta facilidad, que quebrara sus defensas y no le permitiera comportarse de la misma manera fuerte con la que trataba a los demás.

Frunció los labios en una mueca compasiva en cuanto comentó el porqué de su paseo nocturno, más de una noche la habían pasado juntos y en vela por ese mismo motivo. También había intentado ayudarle con alguna poción que pudiera servir, pero el resultado nunca era el que el libro decía, y se negaba a pedirle ayuda a su profesor de Pociones. - Una de tus tantas noches en vela - murmuró apartandose unos pasos y haciendo caso a lo que él decía de quedarse quieta. Aquella luz violeta la emvolió durante unos segundos y luego se extinguió, dejándola completamente limpia, como si jamás hubiera ocurrido aquel accidente con el caldero de Hugo. - Prefcto, gracias - se dirigió a él con una sonrisa, pasando sus mano por la tela nuevamente blanca de su camisa, sin molestarse en meterla dentro de la falda. - Sí. Y la que yo conozco, aunque me he visto en estados peores - le comentó.

Se alejó de él una vez más y se dirigió nuevamente a los lavabos, agachándose para recoger la corbata con los colores distintivos de su casa, que había tirado al suelo antes de que él llegara. Hecha una bola la mantuvo estrujada entre sus manos, mientras como si de un imán se tratara, volvía nuevamente a donde él se encontraba. - ¿Tienes compañía ésta noche? - preguntó como de costumbre. - No tengo sueño y posiblemente Rose me mate si la despierto - se justificó, aunque se habría quedado de todos modos.

De acuerdo, aquél comentario sobre su amado tejón Weasley le había tomado desprevenido y se había sentido herido cosa que se reflejo en su rostro, pero solamente por una cuestión de segundos luego su rostro siempre inexpresivo volvió a ser aquél arrogante, como si nada hubiera pasado, al parecer el tenía la confianza depositada en toda su plenitud en ella y la pelirroja no pensaba de la misma forma desde su lado, al contrario supongo que le tenía algo de recelo todavía; por más que mentalmente se repitió que eso era lo correcto, que era bueno que ella desconfiara de alguien de su calaña no podía evitar sentir su ego herido, como si ella se hubiera dignado de pisotearlo y ni siquiera tuviera conocimiento de ello y nunca lo tendría por lo que con la frente en alto aposto a colocar su máscara aristocrática, aquella que el usaba solamente cuando era selectivo con las personas que permitía tener a su alrededor. Levanto las manos al aire en señal de algo de burla y tocando su pecho como si sintiera pesar cuando en sus ojos se destacaba la ironía argumento-Disculpa, no he querido herir al tejón con mis comentarios filosos, de ahora en adelante limitare mis comentarios a mis asuntos-Argumento con un siseo algo serpentesco al final de la frase que había salido de sus labios entreabiertos, levemente; como si estuviera reprimiéndose más comentarios que en la punta de su lengua danzaban.

Escucho el comentario final de la pelirroja y aún con la bilis del momento anterior en su garganta medio gruño en respuesta, como si aquello fuera a apaciguar las aguas turbulentas de su carácter explosivo, sabía que ella lo conocía y el también creía conocerla, estaba frustrado no solo de forma intelectual porque cuando ella estaba cerca todo se iba a la mierda, sino que ahora sabía que por más que siempre se encontrara rodeado de gente siempre estaría entre las sombras, esperando, acechando, simplemente se tenía a si mismo, creyó que Weasley era diferente pero simplemente se había limitado a dejar en claro que ella le apreciaba pero no se fiaba ni un pelo pelirrojo de él ¿Acaso el debía gritar a los cuatro vientos sus sentimientos hacía ella? si eso estaba esperando estaba equivocada, pero como siempre ella veía las señales en los demás pero nunca en la persona más cercana, el se violentaba cuando alguien la insultaba o simplemente se limitaba a tocarla ¿hacía falta unir más cabos? por suerte para el ella era tan ingenua que había pasado por alto todos esos detalles.

En pose defensiva cruzando ambos brazos sobre su torso dándole una apariencia más atlética de la que ya poseía argumento con su ceño fruncido-¿Quieres mi compañía? creí que solo dabas tu tiempo a personas de confianza y esta claro que no soy una de ellas-Reclamó sin importarle los pensamientos anteriores, apenas salio aquello de sus labios se percato de su error y sin darle tiempo a responder se encamino al retrete que aún conservaba la puerta en su lugar y la azoto con fuerza trabándola desde el interior, comenzó a caminar adentro como una serpiente enjaulada y cabreada, dispuesta a soltar todo su veneno en su víctima y eso era lo que había hecho, la había cagado grande lo sabía pero el nunca pedía disculpas no sabía como.
Paso ambas manos por su cabello mientras seguía deambulando en el cubículo.

Hacía bastante que se conocían, pero la chica no recordaba haber enfrentado una situación como ésta en todo ese tiempo. Tayler no desconocía su forma de actuar, muchas veces le había visto respondiendo a ofensas de otros, para algunas personas ser un Weasley no era una gran honra y lo reflejaban con ella, al igual que con otros miembros de su familia. Pero jamás se había comportado así con él, y eso tal vez, para el chico resultara una sorpresa. Su rostro se mantuvo inexpresivo, pero sin esa mueca soberbia que llevaba la de él, y que tantas veces había visto. Detectó la ironía al instante y por supuesto eso no le hizo gracia, todo lo contrario le desagradó por completo. No dijo nada, simplemente le ignoró y se mantuvo en silencio tras él haberse disculpado. No debía ser tan difícil de compreder, ni nada demasiado extraño. Llevaba junto a Hugo desde que ambos usaban pañales y obviamente que le defendería, de cualquiera. Siempre le había gustado ser justa en ese aspecto y de haber sido el caso a la inversa, también habría defendido a Tayler de las palabras de su primo.

La respuesta a su ofrecimiento fue algo que no esperaba, primero su rostro, con aquella expresión que para cualquier no habría dicho demasiado, pero ella conocía el verdadero significado tras la máscara de su amigo. Luego sus brazos, cruzados sobre su pecho y en tensión, haciendo sus músculos más prominentes y atractivos, en otro momento se habría sentido tentada a acercarse y tocarlos; ahora, solo quería saber que demonios estaba ocurriendo. El chico soltó sus palabras con rabia, consiguiendo terminar de descolocarla por completo. La rabia que cargaban se le hizo algo atemorizante, pero en seguida la curiosidad lo tapó todo. Quería comprender el porqué de su reacción. No había sido la persona más cortés del mundo hacía un rato, pero realmente pensaba que él conseguiría comprenderlo; al parecer no había sido así.

El portazo la hizo reaccionar y dar un respingo, frunció el ceño ofuscada por no comprender y se acercó hasta la puerta para golpearla con el puño cerrado un par de veces y de manera fuerte. - ¿Puedes decirme que mierda te pasa? - su voz sonaba alterada, pero no a un volumen demasiado elevado. - Por supuesto que quiero tu compañía. ¿Quien rayos te ha dicho que no confío en ti? Eso es estúpido - volvió a golpear una vez más al ver que él no la abría y ni siquiera emitía palabra. - Abre la puerta, Tayler - le pidió en un tono más sereno quedándose pegada a ésta.

No podía evitar sentirse como un maldito, pese a que todo su puta vida había sido de aquella forma y lo habían educado para ello no podía dejar de sentir aquella opresión clara y concisa en el medio de su pecho ¿Que mierda le había hecho ella? ¿Acaso se había tomado algún filtro amoroso que ella le había puesto en las tantas bebidas nocturnas que habían compartido en las cocinas? descarto aquella posibilidad porque el efecto era demasiado extenso y los filtros no duraban lo suficiente, mierda debía ser las jugarretas del destino de las que todos hablaban, te das vuelta y te han cruzado con la persona que debe estar a tu lado por siempre solo que no siempre son las decisiones correctas, ella no era para el y lo sabía entonces simplemente querían arreglar el karma que tantas veces había torcido por culpa de sus ingratas escupidas al cielo regodeándose de los ilusos y el significado del amor, por que si, debía admitirlo estaba enamorado de ella pero no se lo diría de sus labios sellados jamás saldría.

Y ahora ella lo hería de tal forma con su falta de confianza que podría haber golpeado a algún alumno inepto si hubiera tenido la oportunidad pero sin embargo estaba allí como preso en aquél cubículo con ella aporreando la puerta, algo agresivo y desafiante destrabo la puerta y se enfrento a ella con las complexiones de su rostro distorsionadas por la rabia que sentía en aquél momento ¿Quién era ella para tratar sus planteos raciones hasta el momento de la valoración de su amistad para tratarlo de Estúpido? le falto tratarlo de troglodita o Troll y la cagaba por completo ¿Acaso ella no podía dejar de meter la pata cada vez más?

Acerco su cuerpo unos centímetros cerca del de ella ejerciendo su poder masculino sobre ella, sabía que era un golpe bajo pero poco le importaba, con mirada arrogante y algo de desprecio en sus palabras murmuro-No insultes mi inteligencia acabas de decir que el tejón es más importante que yo, siempre antepones a los demás antes que a esto, a lo que sea de amistad que tenemos mierda, estoy cansado y yo no ruego caridad a nadie y menos a una mestiza-Exclamo con desdén mientras sus puños contenían la rabia del momento, logrando que las venas de sus manos se marcaran, había escupido prácticamente las últimas palabras, tal vez si el hubiera sabido apreciar el momento de soledad que compartían ene se momento hubiera mandado todo al diablo y la habría besado allí mismo pero no era correcto y ella debía comenzar a desaparecer de a poco de su limitada vida social.

Se estaba cansando de estar parada delante de la puerta como una idiota; quería que saliera, que le afrontara y que de una vez por todas dijera cual había sido la ofensa tan grande que había cometido. Estaba rabiosa, pero algo más se mezclaba con aquel sentimiento que todavía no conseguía discernir. Resultaba ridículo, tendría que ser ella la que estuviera dentro de aquel cubículo esperando por una disculpa, Tayler se había metido con su propia sangre y el Slytherin posiblemente se sentía libre de cargos contra ello, después de haberse burlado de su primo, y peor aún, también de ella al usar aquel tono inmundamente irónico a la hora de pedir disculpas. ¿Cómo era que aún se sentía en el derecho de hacer un berrinche como un niño? Dejó de golpear la puerta mientras refunfuñaba, odiaba no poder marcharse y dejarlo allí encerrado para que él solo se hiciera cargo de su propia histeria; le quería demasiado como para ignorar lo que había pasado.

Escuchó el sonido de la tranca al ser corrida y la puerta nuevamente se abrió, dejandole ver a un Tayler que muy pocas veces había visto antes, la expresión de su rostro se encontraba turbada por la rabia y sus manos se ceñían fieramente en puños. No quiso imaginar la fuerza que podría albergar en sus músculos tensionados para no intimidarse, pero lo cierto es que la cercanía y el modo en que él le estaba hablando bastaron para devastar sus intentos. Las palabras que acababa de emitir se incrustaron en su pecho como miles de puñales, la frialdad de su rostro y postura ayudaban para seguir hundiéndolos en su carne. Seguramente no estaba siendo consciente del daño que le infligía, pero eso ahora, a ella poco le importaba, solo quería desquitar su rabia y hacerle sentir a él lo mismo que le aquejaba en aquel momento. De haber tenido a mano la varita la habría usado sin reparo, pero al no ser así se valió de su propia fuerza, aunque no era demasiada. Le empujó nuevamente dentro del cubículo, haciendo que a penas retrocediera unos pocos centímetros, no podía comprarse con él, Tayler podría haberla reducido a polvo con tan solo una mano. Le golpeó sin saber muy bien en donde, tan solo asestó con toda la fuerza que tenía varias veces, sobre todo sobre el pecho.

Se detuvo de un momento a otro, sintiendo que no había sido la mejor táctica; tenía una mejor. Se alejó del cubículo pisando fuerte, los mechones de su cabello pelirrojo se encontraban fuera de lugar y algunos le cubrían el rostro. Su respiración se encontraba agitada, pero no por la reciente actividad física, sino por que el dolor en su interior le llevaba a respirar con dificultad. - Tendría que haberlo notado, no importa cual incondicional haya sido, siempre seré una mestiza para ti - se le contrajo el estómago mientras hablaba. El odio la invadió nuevamente. - Y espero que cumplas tus palabras a partir de ahora, porque no volveré a estar disponible para ti cuando necesites a alguien - el susurro, el tono en que salían sus palabras aún no llegaba a esconder el dolor que cargaban. - Seguro que tus amigos puros sabrán ayudarte... - le miró a los ojos, pero apartó la vista al instante, no podía, le dolía.

Aún con la rabia en ebullición en su cerebro seguía mirándola con tal desdén como si ella tuviera un ojo en vez de dos, aunque estaba seguro que si así fuera el estaría igual de hipnotizado, solo que se vería a ser el intento de ser cíclope también, pero como ella no sabía eso y el comenzaba a sospechar de sus pocos sueños malsanos y eróticos en lo que ella era su fantasía, si ella sabía seguramente le hubiera abofeteado y no solamente empujarlo levemente como había hecho hace un momento atrás, con recelo arrugo su ceño en busca de alguna palabra para reconfortarla pero estamos tratando de alejarla, por lo que apretaba los puños con fuerza para no rodearla con sus brazos y abrazarla, tratar de quitar con una simple palabra de aliento toda esa ira que ahora el se merece.

Sus pequeños puños impactaban una y otra vez sobre su pecho, con cada uno de ellos el se daba cuanta hasta donde había llegado por querer a alguien, dolía, dolía el hecho de que a partir de ahora no podría volver a mirarla con algo de ternura camuflada como había hecho hasta el momento, debería limitarse a espiarla por los pasillos o simplemente molestarla de alguna forma para que por más que ella lo tomara como una represalia supiera que siempre estaría con ella, era una forma enferma lo sabía pero era lo mejor. Nuevamente se encontraba arrastrado por la oscuridad de su alma, aquella que nunca vería la luz porque ese pequeño resquicio de esperanza y anhelo se había esfumado con las palabras ácidas salidas de su boca hace unos momentos, sabía que pelearía con el tejón ya lo tenía entre ceja y ceja por estar antes que el, pero eso sería otra cuestión.

Bruscamente tomo las muñecas de Weasley aferrandolas con algo de presión y fuerza, la miro a los ojos, acercando su rostro al de ella, agachándose unos cuantos centímetros para encontrarse a su altura y con un brillo agónico en su mirada murmuro-No te preocupes Weasley, a partir de ahora tu y yo nunca hemos tenido contacto ¿Esta claro?-Exclamo con frenesí mientras casa palabra pronunciada le daban la sensación de oprimir su pecho, el brillo anterior desapareció tan rápido como se había antepuesto en la resquebrajada armadura de elitista y su mirada glacial volvió nuevamente-¡La próxima vez no dejare que me toques!-"Porque la opresión y el deseo que me recorren son demasiado explosivos y ambos saldríamos heridos de la explosión, porque eres adictiva mierda", aquello era lo que realmente quería decirle pero solamente se quedo en su inconciente, como recuerdo de lo que nunca podrá ser pero que logro sembrar alas en su marchito y putrefacto corazón.

Luego de dicho aquello, soltó sus muñecas con brusquedad, se alejo de ella como si tuviera la peste, caminando deprisa; porque si miraba atrás flaquearía, al llegar a la puerta soportando el dolor que era capaz de cargar con algo de impotencia miro su reflejo en el espejo del lavatorio, se dirigió a el y sin previo aviso golpeo repetidas veces su imagen, aquella que por más que quisiera nunca lo dejaría en paz, porque debía mantener las apariencias, golpe hasta que sus nudillos crujieron y la sangre comenzó a brotar de ellos, sin detenerse a ver la reacción de la pelirroja avanzo hasta la puerta, traspaso por ella haciendo que esta saliera de sus bisagras y se perdió en la oscuridad de la noche, escabulléndose como serpiente herida a refugiarse en su propio dolor, pero en compañía de su mejor amiga, la soledad.