Willow J. Keynes

Considerada alta por su metro setenta y cinco respecto a la altura de la mujer. De tez blanquecina, con una imagen de muñeca porcelana que si la tocas parece romperse, la cual dependiendo ropas y maquillaje puede parecer diabólica. Con un cabello rubio bastante largo y un rostro que da una mezcla de ángel y demonio. Sus ojos son de un color azul que cambian según la luz que irradia en ellos o los estados de ánimo de ella con forma de avellanas. Una nariz recta y unos labios rosados algo carnosos. De complexión delgada, y con extremidades largas y proporcionadas.

Rebelde sin causas, adora los líos y los problemas, ser el centro de atención ganandose un mérito humillando a otro o por otras cosas. Independiente ante todo, no le gusta depender de los demás y prefiere su espacio y la libertad. Es difícil de llegar a entenderla, quizá por que no se da a conocer o porque en realidad es difícil, quien sabe.

Se ha inculcado en lo que su padre le ha mostrado y le ha enseñado. Con desprecio a los que no son sangre pura, con una gran astucia e inteligencia, y con un gran carisma para encandilar cuando se lo propone. Un afán de superación para ser la mejor. Sin embargo, no le gusta que le digan lo que tenga que hacer, hace lo que quiera donde quiera y cuando quiera. Siempre haciendo rebeldías, molestando a los demás. ¿Mala, traviesa? A saber... quizá molesta y hace males por gustos. Y por lo tanto, algo estratégica y quizá manipuladora. Sabe como hacer que los demás hagan lo que ella quiere, o sabotear palabras y gestos, y respecto a estratégica porque siempre lo planea todo en esa cabeza, se avanza en un futuro sabiendo todos los pasos con un simple análisis, por lo tanto, muy observadora dentro de lo que cabe.

Fría, distante y maleducada ante aquellos que no conocen o no es de su agrado. No se puede negar, puede llegar a ser realmente desagradable si se lo propone. Asume las cosas, pero eso sí, nunca pedirá perdón... cualquier cosa antes de mancillar su preciado orgullo. Luchadora, también, consigue lo que quiere al cualquier precio y sin la ayuda de los demás sin importa siquiera si tiene que pasar por encima de los demás.

Nada mejor que ella, la soberbia la sigue allí donde vaya de la misma forma que la cabezonería, pues siempre debe llevar la razón, tiene que ser lo que ella diga y punto. De gran carácter, no es agradable verla irritada lanzando cosas, gritando y haciendo comentarios que pueden paralizar un corazón por el veneno que hay en sus dardos. La dureza no solo la muestra en sus envenenadas palabras, sino que sus gestos y ella en sí ya se ve que es dura. Fuerte y con coraje que no se deja vencer ante nada, que nunca se rinde y nunca negaría un duelo a lo que sea.

Pero ante toda esa imagen fría, vil, y realmente odiosa, es tan solo una coraza, algo que le han inculcado desde pequeña. Hay que dar a conocer, que con su círculo de gente más íntima e importante, se puede mostrar simpática y bromista. Siempre con un toque de humor, pero sin apartar la ferocidad de ella. Se preocupa por aquellos que le importa, y no duda proteger a aquello que le pertenece. Leal, te ayudará en todo lo que sea aunque la traición ante ella se paga con una moneda muy cara. Cariñosa, raras veces, pero lo es. En realidad, no es la mala persona que da a conocer, se nota que en el fondo hay un buen corazón.

Pero lo más destacable de ella, es sin duda su inteligencia. La facilidad para pensar, adivinar, descubrir y saber que posee. Maquina cosas realmente increíbles en la cabeza, las analiza y se prepara otras en cuestión de segundos por si hay errores. Su astucia para salvarse el pellejo o inculpar a otra persona sea culpable o no. No es una persona fácil de engañar y manipular, por no decir que es imposible. Juega con las palabras, se hace amiga de ellas y las utiliza a su favor, siempre sabe que decir. Atenta, observadora y escuchadora.

Bien, ¿tema amor? No es muy enamoradiza, le gusta ir de flor en flor y que los hombres rueguen por ella. Pero tampoco no descarta la idea de encontrar alguien que le cree un cúmulo de sensaciones diferentes, que le quite ese miedo a las ataduras y la idea de ser libre como un pájaro y que por su cama pasen hombres diferentes. Por eso, si le dan motivos, se entrega bastante y haría lo que sea por aquella persona.

No era la primera vez que el matrimonio Keynes traía al mundo un Nuevo ser. Un año atrás nació Edmund y ese 20 de agosto de 2005 fue Willow. Pero después de Willow, un año más tarde… nació Trey. La única niña de tres hermanos, y la mediana. Los tres crecieron en un ambiente de fama por sus padres. Más por él que por ella, ya que ocupaba un lugar importante en el Ministerio, y sus antepasados pasaron a la historia. Un apellido conocido, sin duda. No como Belacqua, una familia rica pero sin fama… y por lo tanto su madre trabaja en su propia librería, herencia de familia.

El orgullo ha sido algo muy importante. Siempre. ¿Qué sería de los Keynes si tradiciones se rompieran? Eso siempre ha preocupado, y los tres niños crecieron con esa carga. Se dejaron inculcar por lo que su padre les sometía. Educación, ferocidad y amor por uno mismo. Los protegió y los mimó un poco…pero Will, por mucho que fuera la niña predilecta de su padre…tiraba a otro mundo. Su visión del mundo era diferente en la mayoría de aspectos, su filosofía compleja, superior, admirable. Tenía talento, eso le decía su padre y aunque él supiera que su hija jamás sería una Slytherin, se ocupó de hacerle una coraza de tal. Sus ojos ya decían que su alma era pura, que poseía la grandeza de su madre. Nunca culpó a ninguna de las dos, nunca le echó en cara su carácter, siempre fue su ojito derecho de todos modos. Pero la cosa le salió bien, su carácter era lo que el quería, aunque para ella fuera una simple coraza. Para que no la dañen, que dañe ella primero.

Un día, en el correo había el aviso de que era admitida en Hogwarts. Su hermano entró el año pasado, y como todo un Keynes, en Slytherin. Y aunque tal fuera un pequeñazo, ya se hablaba mucho de él. Cuando entró ella, todos se esperaban la Edmund femenina y todos se sorprendieron ante la respuesta del Sombrero : Ravenclaw. Su padre lo sabía, su hermano mayor lo sabía y sin embargo ambos muy orgullosos de la pequeña. Todos pensaban que sería la buena de la familia, pero se equivocaron. Solo era la Edmund femenina, solo que con más inteligencia.