Noche de cambio {Alex}

La noche estaba al llegar, ya pronto saldría la luna y aunque me había tomado la poción matalobos parecía que algo no iba a ir bien. Tomando toda precaución posible acudía a mi hipogrifo para que me sacara de Hogwarts. Intenté huir lo más posible hasta llegar medio a gatas a la casa de los gritos, mi viejo amigo Shenn huyó al darse cuenta de lo que estaba por ocurrir.
Yo, sin embargo no tenía fuerzas para controlarla, la bestia de mi interior estaba a punto de derrotarme y no podía hacer nada por evitarlo , por mucho que luchara.
Me senté en el interior de la casa, en un salón lleno de polvo y con olor a soledad. Recogí mis piernas con los brazos y hundí mi cabeza entre ellas, intentando que todo pasara. Algo en mí sabía que algo en la poción había fallado, que esta vez no sería una bestia inofensiva por lo que saqué fuerzas de donde no tenía para intentar tapar la puerta con todo tipo de muebles que encontrara.
El dolor se fue agudizando haciéndome gritar con fuerza desgarradora y cayendo al suelo de rodillas mientras mis vestiduras se desvanecían y mi cuerpo empezaba a mutar.
Mis ojos habían cambiado a un color ambarino y las uñas comenzaban a crecer convirtiéndose en garras.
Sólo esperaba que como planeaba , ese lugar estuviese alejado de toda persona, mago o bruja y que nadie sufriese ningún daño.

Se adentro por el pasillo que lo llevaba a la casa de los gritos, supuestamente era un lugar más embrujado de Gran Bretaña, pero al cuerno estaba harto de mantener aquella fachada todo el tiempo, era hora de liberarse, aunque solo fuera por unos escasos momentos, mientras caminaba por el lugar decidío que estaba algo ciego, por lo que saco su varita aún con sus manos ensangrentadas y con un hechizo no verbal la estancia fue iluminada por la punta de su varita, siguío su trayecto, mientras unas escaleras aparecian frente a sus ojos, tropezo un par de veces en los escalones pero algo asqueado de si mismo siguío andando tratando de ejercer su automutilación, infrigiendose dolor, simplemente por el hecho de "sentir algo" algo que no fuera ella y su estúpido rostro apareciendo a cada rato en su mente.

Varias veces había pensado en lanzarse un Obliviate a su mente trasgresora y macabra pero la hierba mal sembrada siempre sigue creciendo d ela misma forma, ademas sería una salida demaciado fácil y el de cobarde no tenía nada "solo cuando tratas de huir de lo que sientes" su mente seguía atozigandolo mientras golpeaba bruscament ela vieja baranda de las escalaeras, haciendo que varias astillas se adentraran en su mano, como si esta solo fuera un utensillo que no estaba al alcance de su cuerpo, como si fueran dos miembros exentos de el mismo.

Unos gritos desgarradores de la planta de arriba lograron poner a Tayler en alerta, dejando de pensar en si mismo corrío el tramo que le faltaba para llegar levantando el polvo estacionado, haciendolo revolotear por el aire, entre tos seca por la inhalación de este llego hasta una puerta de la primera planta, intento abrirla ya que los gritos provenían de allí, pero pese a sus esfuerzos al estilo muggle fracaso, su mente astuta decía que debía analizar la situación antes de liberar a lo que sea que estuviera adentro, y el escalofrío que recorría su columna vertebral ene se momento reafirmaba las palabras no expresadas de su mente.
Sintío el impulso de mandar a ambos al cuerno y con la fuerza que le quedaba decidío dejarse llevar por la adrenalina del momento, apunto su varita a la puerta y pronuncio-¡Bombarda!-Para destrozar la puerta que se encontraba frente a el, los pedazos de madera salieron disparados en todas direcciones, para luego abrir los ojos y vislumbrar un gran hueco donde antes estaba la puerta, solo había quedado de ella las bisagras colgando; pero eso no fue lo que llamó la atención de Tayler en ese momento, sino la cantidad de muebles que se encontraban detrás de la puerta, ahora sin forma por la explosión, se adentro unos pasos con algunos trozos de madera en el pelo enmarañado y visualizo escasamente por la luz una figura retorciendose en el inteior de la habitación.

Ya no quedaba nada de humanidad en aquella habitación, la bestia se había apoderado del cuerpo de la hermosa joven y ahora sólo quedaba un monstruo con ganas de alimentarse.

El olor de sangre empezaba a llegarle como una bofetada, era fuerte, muy fuerte y a cada segundo crecía más y más. La sangre era para aquella bestia como para un niño una bolsa de caramelos. Pero la cosa cambiaba si era de humano, no había mejor manjar para un licántropo que la sangre humana, disfrutaban dándoles caza y alimentándose de ellos.

Los ojos de la bestia se abrieron de excitación y de sus labios comenzaba a desprenderse una baba blanca y espumosa. Parecía haber vuelto a la vida, ahora se enderezaba sobre sus cuatro patas y comenzaba a apartar los muebles que se colocaban frente a la puerta con golpes de su cuerpo e intentándolo con sus dientes sin obtener resultado.Pero parecía que estaba de suerte pues la inocente presa hacía esfuerzos desde el otro lado para entregarse a la bestia. Una explosión hizo saltar la puerta por los aires junto con los muebles. La bestia no sufrió casi daños pues reaccionó a tiempo saltando hacia atrás.

El animal parecía sonreír al mago con aquellos incisivos. No había que ser muy inteligente para adivinar qué ocurriría.
La bestia se lanzó en medio de la oscuridad del habitáculo sobre el pecho del joven, preparada para saborear la tierna piel de humano, con la mandíbula abierta apuntando a su hombro derecho, deseosa por sentir la sangre bañando su boca.

OFF: Perdón por el retraso y la poca inspiración, estoy estudiando para mi examen de política y trae consecuencias xD